Conil - Bolonia

2ª Etapa, Conil - Bolonia


Por delante tenemos unos cuarenta y tres kilómetros de playas infinitas, algunas de ellas vírgenes; pequeñas calas, acantilados de ensueño, una duna que nos quitará el sentido y para terminar; las famosas ruinas romanas de Baelo Claudia.

Otra vez nos levantaremos con el alba y empezaremos pronto el camino. Para salir de la bonita villa de Conil cruzaremos el rio salado a través de un coqueto puente de madera.


Tras cruzar el mismo, nos toparemos con una pequeña pista de zahorra que nos llevará a la playa del Palmar. Si hay suerte, seguramente nos topemos con algún rebaño de las famosas vacas de retinto de la zona.


Tras un par de kilómetros llegaremos a la Torre Vigía de Castilnovo. Las torres vígias fueron construidas con forma rectangular o circular dependiendo quien las había mandado construir. Rectangular por la nobleza y circular por la realeza.


Sin darnos cuenta, pronto llegaremos a la playa del palmar, famosa por se uno de los mejores sport de surfing en la costa Gaditana.


Esta playa en verano destaca por sus chiringuitos y el buen ambiente que reina en ellos; pero sobre todo, por las increíbles puestas de Sol.

Nada más terminar el Palmar, empezaremos a caminar por playas solitarias, entre dunas; donde el silencio nos envuelve y nos traslada a un mundo de silencio, donde solo se escucha el sonido del mar. En el horizonte, guiando nuestros pasos, el faro de Trafalgar.


Paso a paso, la playa de zahora irá quedando bajo nuestros pies y pronto llegaremos al famoso Faro de Trafalgar.


Llegado a este punto, pararemos en algunos de los chiringuitos situados a los pies del faro para desayunar y reponer fuerzas.

Es increíble, como la carretera que une el faro con los caños, a veces es sepultada por la arena después de un temporal de levante.


Después de una buena tostada con zurrapa, volvemos al camino.


Pasaremos por los caños, zona llena de locales durante el verano, en los que es fácil divertirse.

Terminado los caños entramos en el Parque Natural de la Breña. Este parque destaca por su gran pinar.


 Y sobre todo por sus acantilados y sus aguas cristalinas.


Justo en el medio del camino, nos toparemos con la Torre del Tajo. Dicha torre como se observa en la foto, se encuentra perfectamente anclada sobre el borde del acantilado.


Tras una corta y bonita bajada llegaremos a la Villa Marinera de Barbate. Conocida por su almadraba y el famoso Atún Rojo. El Atún Rojo, manjar exquisito, se sigue pescando con este arte milenaria.


Saldremos de Barbate por el Rio Barbate y nos adentraremos en la playas militares del Retín. Para este tramo volveremos a pedir permiso y esperamos que no se nos ponga pega. Evidentemente, al ser una playa militar, no hay una sola edificación. Los únicos residentes de esta playa son de nuevo los toros.


Ya llevamos más de treinta kilómetros, hace tiempo que hemos pasado el ecuador de la segunda etapa. Trás el Retín, nos espera Zahara de los Atunes, pequeña pedanía de Barbate.


Esta pequeña población se hizo famosa en los años ochenta, ya que muchos famosos de la movida venían a veranear a estas playas. 

Escondida detrás de una pequeña loma, se encuentra la pequeña playa de los alemanes. Lugar exclusivo, donde se han construido algunas casas de ensueño. A media que nos vamos acercando al estrecho, las aguas están más cristalinas, y sobre todos, más fría. Al fondo ya se vislumbra África, y al final de la playa el pequeño Faro de Camarinal.


Desde el coqueto Faro de Camarinal a Bolonia quedan menos de cinco kilómetros. 


Ahora tomaremos una pequeña pista, con la que nos iremos separando del mar y ganando altura. Estos metros ganados sobre el nivel del mar nos irán regalando unas vistas preciosas de la ensenada de Bolonia.

Desde aquí una breve bajada para entrar en la ensenada de Bolonia por su duna emblemática.


Ya está casi finiquitado el día, ya solo nos queda visitar las famosas ruinas de Baelo Claudia.


Para comer en estas fechas, Septiembre, nada más mejor, que un buen calamar de potera con una refrescante cerveza.


Pues nada, ya se acabo la segunda etapa. Ahora toca darse un buen baño en las frías aguas del atlántico, para recuperar los músculos; y descansar para mañana, que será el último de esta nuestra singladura desde la ciudad más antigua de Europa a las puertas de África.


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